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Jarapalos: Respeto a la montaña, respeto a la tormenta

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Mis preparativos para salir a correr que dejé listos la noche anterior.  Domingo, 7:16 de la mañana. Sol reluciente en nuestro cerebro. Oscuridad inabarcable en el exterior. El cielo está cubierto, caen las primeras gotas. Anoche, al dormir, pensamos que podríamos salir, que sería un gran día de carrera de montaña, que nada ocurriría. La previsión no engañaba, pero creímos que con nuestro empeño podría hacerlo. Abrimos la persiana. Las gotas caen una detrás de otras, teniendo prisa por fusionarse en los cristales de nuestra habitación. Volvemos a la cama y pensamos: ''Lo más sensato es quedarse''.  La pasada semana defendía otro estilo de vida, defendía el ser valiente , el salir y correr una serie de riesgos que, si no todo iba como suele ir, podrían causarnos serios problemas. Lo defendía porque lo creía con total seguridad, ya que, al volver de una travesía de 28 kilómetros con un poco de tormenta y lluvias durante un período de más de dos horas, estaba san

La lluvia solo moja en Jarapalos

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Al fondo, paisaje. Lo que no está al fondo, yo.  La lluvia moja. Cala. Cae del cielo, se posa en los árboles, se desliza hacia el suelo, moja, y cala. Lo hace cada segundo en el que desciende desde las nubes, desde que nos avisa con esas primeras gotas y nos recrimina la falta de atención con el diluvio. Así es la lluvia, que no perdona, que siempre busca dejar su huella, dejar tierra mojada, tejados mojados, montañas mojadas.             Sí, porque la lluvia moja montañas, y lo hace de forma extrema. Lo hace sin cesar, sin que le importe demasiado que la montaña esté repleta de corredores, de senderistas, de hijos con sus padres o padres con sus hijos. Le da lo mismo. Es por ello por lo que puede relucir el Sol, brillar como nunca lo ha hecho en meses de verano, y al día siguiente cubrir la lluvia todo el paisaje. Así viven las nubes, arruinando las salidas dominicales, arruinando la misa de los religiosos de la montaña, el camino de peregrinación hacia el placer, o hacia La

Ascensión al Mulhacén en verano: Encontrarte donde te pierdes

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Dirección al Mulhacén por el sendero que nos lleva hacia Trevélez La montaña nos enseña a sentir. La montaña nos apacigua. Cuando nuestro cuerpo quiere reventar de odio o de dolor, la montaña siempre nos amaina ese enfado. La montaña es respetuosa. Siempre está ahí. Nunca se marcha, pase lo que pase. La montaña es lo que resta mientras nosotros vivimos, mientras buscamos sueños que se marchitarán o intentamos superar escollos de nuestra existencia que surgirán irremediablemente.             Pero ante todo la montaña es dura. Es dura por su cantidad de piedras, de tierra mojada, o sin mojar, por su sacrificio. La montaña no es para personas que no miren por encima de su significado, sino para aquellos que comprendan la fuerza que destila. Porque por este lugar pasaron nuestros antepasados, nuestros compañeros de vida que nos regalaron todo lo que hoy tenemos.             El Mulhacén es una de esas montañas que nos da la vida, pero que también puede complicárnosla. Ese pu

Ascensión al Mulhacén en verano: Descripción técnica

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Cima del Mulhacén a 3478 metros de altitud Desde Alhaurín de la Torre la expedición parte a las 6:00 de la mañana. El camino hasta Granada transcurre durante dos horas por autovía, sin problema alguno a la hora de circular y con una iluminación adecuada. Dado que son horas tan tempranas en el día, el clima es el más adecuado. A la llegada a Vélez de Benaudalla existe un desvío hacia Capileira, que transcurre por una carretera de montaña no demasiado transitada a esas horas, pero por la que hay que extremar la precaución. Desayunamos en Capileira              El lugar de desayuno puede ser este, ya que en torno a las 8 de la mañana podemos haber alcanzado el destino. A partir de entonces el recorrido tiene lugar por un tramo de carretera de montaña asfaltado, por el que llegaremos hasta otro no asfaltado. Este ha sido reformado durante el pasado lustro, y su tránsito es sencillo y poco problemático. El único inconveniente es el autobús que llega hasta las zonas más alta